El artículo
la tendencia a lo conocido nos impulsa a votar a políticos muertos, indica que las personas suelen ser más favorables con lo que conocen que con lo que ignoran, como un factor de adaptación de nuestros antepasados: aquellos que preferían lo conocido probablemente tenían más descendencia que aquellos con un gusto por lo novedoso.
Esto explicaría la razón de que el actual titular de un cargo político casi siempre tenga ventaja si se presenta a una reelección. Hasta el punto de que son capaces de ganar estando muertos: en marzo de 2006, en Sierra Vista, Arizona, Bob Kasun, muerto hacía nueve días, ganó con un margen de casi tres a uno.
William Duggan, en el libro Intuición Estratégica, dice que reconocer patrones conocidos es una gran componente de la pericia del experto, y los expertos pueden, en consecuencia, reemplazar una gran cantidad de búsquedas con soluciones que descubren al reconocerla.
Si vamos en un avión que está a punto de despegar o de aterrizar, esperamos que el piloto del avión tenga mucha experiencia, que conozca el avión y el aeropuerto a la perfección, que hasta tuviera la capacidad de realizar la maniobra de memoria, con los ojos cerrados. De ninguna manera aceptaríamos que el piloto, en esa circunstancia, actúe creativamente. Simplemente, esperamos que sea eficiente.
¿Cómo entonces, personas como Copérnico, Newton y Einstein, cada uno en su momento, y como los muchachos de Microsot, Google y Apple, todas expertos, fueron también creativos, muy creativos?